Volvimos a sacar los Wikki Stix.
Los niños se divirtieron metiéndolos en una coctelera de queso rallado… ¡y de paso trabajaron el agarre del trípode!
A Baby Girl y a mi sobrino (ambos de 18 meses) les gustó mucho. Había un montón de manitas metidas ahí en un momento dado. Les gustaba quitar la tapa del recipiente y volver a girarla.
Este tipo de actividad es genial para la causa y el efecto y para su coordinación ojo-mano.
Me limité a un solo color para animarles a decir “morado” y no abrumarles con 20 pequeños Wikki Stix. A veces es bueno evitar los Wikki Stix voladores… y es cuando parece que “se van” y los encuentras en lugares aleatorios.
…como pegado a la cabina de ducha….
La hermana mayor se divirtió luciendo sus nuevas monturas moradas…